Migrantes venezolanos varados en la frontera chilena: ¿regresar a casa?

 Migrantes venezolanos varados en la frontera chilena: ¿regresar a casa?
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DW –

La situación de los migrantes venezolanos varados entre Chile y Perú empeora cada día. Pocos logran retornar a Venezuela en vuelos gubernamentales. Sin embargo, a muchos allá también les espera un futuro incierto.

Una madre junto a su hijo, varados en Arica, Chile, por no poder cruzar la frontera con Perú.

En condiciones humanitarias precarias y, sobre todo, con incertidumbre sobre su futuro, se encuentran cientos de migrantes venezolanos que desde hace varias semanas están varados en la frontera entre Chile y Perú.

«La OIM ve con preocupación lo que se está viviendo en la frontera con Chile, por la cantidad de población que está varada en esa zona, sin ningún tipo de protección, y por el impacto que esta situación está generando en niños, niñas y adolescentes, para quienes aumenta el riesgo de sufrir violencia, abuso y explotación», informó a DW por escrito Gema Cortés, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Las personas migrantes, mayoritariamente venezolanos provenientes de Chile en tránsito hacia el norte, se hallan estancados entre Chile y Perú después de que ambos países endureciesen su política migratoria.

Falta de coordinación

«Estamos en un muy mal momento, ya que los países no se han podido coordinar para gestionar una migración segura», asegura a DW Carolina Jiménez, presidenta del Washington Office on Latin America (WOLA). A esto se suma que «los comentarios de la presidenta de Perú, abiertamente xenófobos y falsos, que criminalizan a los migrantes, aumentan el riesgo para personas extranjeras no migrantes en estos países».

Por eso, para la experta sería importante tener un buen diagnóstico de por qué muchos migrantes están dejando sus países de residencia habitual para intentar llegar a otro país en la región, como es el caso de los migrantes intentando salir de Chile. «Creo que tiene mucho que ver con la falta de integración: falta de acceso a mercados laborales que permita una subsistencia decente, problemas de acceso educativo, problemas de acceso a la salud.”

Vuelta a casa – ¿pero cómo?

Mientras muchos aguardan entre Perú y Chile, unos pocos han podido retornar a Venezuela. El pasado domingo (07.05.2023), un avión venezolano recogió a 115 de los migrantes varados en marco del programa «Vuelta a la patria», un programa gubernamental de repatriación impulsado por el Gobierno de Nicolás Maduro.

Según las cifras del Gobierno venezolano, gracias a este programa ya habrían retornado a su país cerca de 30.000 venezolanos de los más de 8 millones que han migrado. Sin embargo, Tomás Páez, sociólogo y coordinador del proyecto global de la diáspora venezolana, pone en duda la efectividad de este programa. «Aunque ahora repatrien a más de 100 venezolanos, en los primeros cuatro meses del año por el Darién han salido 30.000.”

El experto critica además la opacidad del proyecto, ya que no existe un seguimiento independiente sobre el número de personas retornadas y sobre lo que pasa con ellas tras su retorno. «No sabemos si estas personas regresaron definitivamente o aprovecharon para recomponerse y poder migrar hacia otro lado”, añade.

Un pronóstico oscuro sobre la migración en la región

Carolina Jiménez, del Washington Office on Latin America, coincide en este análisis: «El viaje es simplemente un paso operativo en la reinserción de personas refugiadas que retornan. Pero, ¿qué pasa después de que una persona vuelve a su país de origen después de un mes o cinco años fuera?” La experta cuestiona si existe un estrategia para reinsertar a estas personas en el mercado laboral y a la sociedad venezolana. «Sin eso, entonces este plan de ‘Vuelta a la Patria’ se convierte en una agencia de viajes”, dice. Los factores por los que decidieron migrar en muchos casos siguen existiendo, por lo que es probable que se genere una segunda o una tercera migración.

Jiménez dice a DW que desearía que en la situación actual de la migración de la región, los países estuviesen a la altura de las circunstancias para coordinarse y enfocarse en temas de protección. «Ojalá la misma efectividad que tuviesen para restringir derechos, la tuvieran para aumentarlos», comenta.

Su pronóstico, sin embargo, es más pesimista. Teme que la retórica antiinmigrante desde las más altas autoridades continuará por un tiempo. «Algo que también se traduce luego en medidas antiinmigrantes, como la profundización de la militarización de la frontera que pone en muchos riesgos a las personas», añade Carolina Jiménez.

(ers)


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