Biden alza el tono, aunque solo un poco, contra su aliado Israel

 Biden alza el tono, aunque solo un poco, contra su aliado Israel
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RFI-

 Desde que asumió la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden ha querido evitar repetir un episodio desagradable de su época como vicepresidente de Barack Obama: una pelea pública con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.

Pero en las últimas semanas de crisis en Israel a raíz de una controvertida reforma judicial impulsada por Netanyahu, Washington ha subido ligeramente el tono contra su histórico aliado.

Después de tres meses de protestas contra la propuesta -que restringiría la autoridad de la Corte Suprema y daría a los políticos mayores poderes sobre la selección de jueces-, la Casa Blanca acogió el lunes «con satisfacción» el anuncio de Netanyahu de la suspensión de la adopción del paquete legislativo por parte del Parlamento israelí.

Justo antes de Netanyahu acordara hacer una pausa para el diálogo, el Ejecutivo estadounidense había dicho que estaba «profundamente preocupado» por los acontecimientos en Israel después de que Netanyahu cesara al ministro de Defensa por criticar la reforma.

Y la semana pasada, el Departamento de Estado emitió críticas inusualmente fuertes sobre la coalición de extrema derecha que anuló una ley sobre los asentamientos israelíes en Cisjordania y sobre los comentarios de uno de los ministros de Netanyahu negando la existencia del pueblo palestino.

Equilibrio

La reacción de la administración Biden aún está lejos de la acritud, las tensiones e incluso la hostilidad entre el presidente demócrata Barack Obama (2009-2017) y el también entonces primer ministro derechista Benjamin Netanyahu.

Eso se vio especialmente durante el segundo mandato de Obama, cuando Netanyahu se unió a los republicanos en el Congreso estadounidense en contra de un acuerdo nuclear con Irán.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu (derecha), le da la mano al entonces vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante una ceremonia en honor al ex primer ministro israelí Ariel Sharon, en Jersusalén, el 13 de enero de 2014
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu (derecha), le da la mano al entonces vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante una ceremonia en honor al ex primer ministro israelí Ariel Sharon, en Jersusalén, el 13 de enero de 2014 © GALI TIBBON / AFP/Archivos

David Makovsky, experto en relaciones israelíes-estadounidenses del centro de estudiuos Washington Institute for Near East Policy, cree que Biden ha logrado cierto equilibrio.

En un Estados Unidos donde vive la mayor cantidad de judíos en el mundo fuera de Israel (7,5 millones en 2020, según el Pew Research Center), «la administración Biden está jugando bastante bien», afirma.

«Para Biden, al menos cuando se trata de Israel, no se sacan los trapos sucios. En eso, no es Obama», apunta.

Según Makovsky, las repetidas declaraciones de Estados Unidos sobre los principios democráticos y el hecho de que Netanyahu todavía no haya sido invitado a la Casa Blanca desde que regresó al poder en diciembre dicen más que un largo discurso.

Pero «al mismo tiempo, la administración (Biden) no quiere ser demasiado dura y convertirse en una bolsa de boxeo para la derecha israelí», apunta el experto.

Un hijo de Netanyahu, Yair, ya acusó a Estados Unidos de financiar las manifestaciones, lo que el Departamento de Estado ha negado rotundamente.

Demócratas apoyan a los palestinos

A diferencia de Obama, Biden, quien fue senador y vicepresidente, tiene una relación cordial, incluso cálida, con «Bibi» Netanyahu y siempre ha apoyado a Israel.

Pero las opiniones están cambiando dentro de su Partido Demócrata, históricamente más cercano al Estado judío:una encuesta reciente de Gallup muestra que por primera vez hay más demócratas simpatizantes de la causa palestina que de la de Israel.

Un cartel político en Tel Aviv en enero de 2021 muestra al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y al entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump
Un cartel político en Tel Aviv en enero de 2021 muestra al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y al entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump © JACK GUEZ / AFP/Archivos

Los legisladores judíos estadounidenses en la Cámara de Representantes, casi todos demócratas, instaron a Netanyahu este mes a suspender su reforma judicial que «podría socavar la democracia y los derechos civiles israelíes.

El senador demócrata Chris Van Hollen, al interrogar al secretario de Estado Antony Blinken sobre la cuestión palestina, acusó a Washington de aparecer «en una posición débil al hacer constantemente declaraciones sin ninguna consecuencia».

Y el lunes bajo la lluvia en Nueva York, un centenar de judíos estadounidenses e israelíes se reunieron frente al consulado de Israel para apoyar la «democracia» contra las políticas de Netanyahu.

Este no siempre fue el caso en las relaciones entre Estados Unidos e Israel, sino que, por el contrario, el Partido Republicano, influenciado por los cristianos evangélicos, se ha alineado desde hace años con la línea dura de la derecha y la extrema derecha gobernantes en Israel.

Eso es lo que guió la política ultraproisraelí en los cuatro años de mandato del expresidente Donald Trump (2017-2021), quien incluso abandonó la búsqueda de una «solución de dos estados» israelí y palestino y reconoció a Jerusalén como la capital de Israel.

Para Logan Bayroff, del grupo de izquierda proisraelí J Street, Estados Unidos debería hacer más para «apoyar inequívocamente» las manifestaciones en Israel, ante «un momento de crisis histórica de (su) democracia».


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