La resignación de los taiwaneses en primera línea frente al poder militar chino
RFI-
La casa de este hombre, de 60 años, está situada en las islas Matsu, justo enfrente de la provincia china de Fujian, donde el ejército chino realizó el lunes ejercicios militares con munición real en el tercer y último día de sus maniobras en torno a Taiwán.
«Si se produce cualquier guerra, ahora que sus misiles son tan avanzados, no hay forma de que nuestro bando pueda resistir», asegura este residente de Beigan, la segunda isla más grande del archipiélago. «Este lado quedará arrasado», sentencia.
Taiwán controla tanto las islas Matsu como las de Kinmen desde que las fuerzas nacionalistas huyeron de China continental en 1949, tras ser derrotadas durante la guerra civil.
Ambos archipiélagos están muy cerca de la costa sur de China. En Beigan, donde vive Lin Ke-qiang, hay bases militares abandonadas recubiertas por la maleza cerca de refugios antiaéreos en desuso. En esos resguardos tendrían que ir los residentes si estallara una guerra.
Pero en las islas Matsu, la vida de los habitantes transcurría el lunes sin mayores sobresaltos, pese a su cercanía con los simulacros chinos.
Pekín realizó maniobras militares en torno a Taiwán desde el sábado en respuesta a la reunión de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, con el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy.
En el archipiélago de Matsu sin embargo, los servicios de ferri y los vuelos comerciales han seguido funcionando. Los soldados, a su vez, podían ser vistos cortando el pasto o barriendo carreteras en lugar de prepararse para un posible enfrentamiento.
«Nunca es suficiente»
Los 8.000 habitantes de las islas Matsu ofrecerían poca o ninguna resistencia al poder militar chino.
«No es que no tengamos sensación de crisis, pero si realmente ocurre un ataque, solo nos quedará afrontarlo», dice Lin Ai-lan, un guía local de 64 años. «No hay muchas armas en Matsu», añade.
Las islas cuentan con algunos túneles que aún siguen siendo operativos para esconder material militar o proteger a sus habitantes en caso de ataque.
Pero otros cuantos han sido derrumbados o se usan ahora para actividades de turismo, como el de Beihi.
Los militares taiwaneses realizan ejercicios de manera regular para poder protegerse de un hipotético desembarco.
Pero algunos habitantes creen que su defensa es tan débil que solo es cuestión de tiempo hasta que China logre hacerse con el territorio.
«Si China quiere conquistarlo, ocurriría muy rápido», dice Ben Lin, un turista de 32 años. Según él, una invasión podría tener lugar en la próxima década.
«Nunca es suficiente. Incluso si el gobierno da el 120% de su dinero (…), creo que seguimos sin tener posibilidad» de ganas, opina.
Valor estratégico
Los expertos taiwaneses de defensa aseguran que las islas más cercanas a China continental cuentan con cierto valor estratégico.
Tzeng Yi-suo, académico del Instituto de Investigación sobre Defensa y Seguridad Nacional de Taipéi, explicó que ayudarían al ejército de Taiwán al alertar con tiempo de una «intrusión».
También permitirían detectar indicios de movilización militar en la ciudad china de Fuzhou, al otro lado del estrecho, y actuar como plataformas de lanzamiento, afirmó.
«Tanto las islas de Matsu como las de Kinmen son bases (…) avanzadas para» lanzacohetes múltiples, señaló.
Para los habitantes sin embargo, no tiene sentido reforzar las defensas de las islas ya que enviaría un mensaje de provocación a Pekín, que podría responder de inmediato.
«Por mucho que se ponga más [material militar], no podremos defendernos», afirma Hsu Yi-yang, trabajador de un albergue de 31 años. «Así que, ¿por qué no seguir como siempre?», se pregunta.