La guerra de Rusia en Ucrania nos concierne a todos
DW –
En Europa se libra desde hace un año una brutal guerra. Solo gracias al trabajo de los periodistas se visibiliza el sufrimiento de la gente en Ucrania, opina la redactora en jefe de DW, Manuela Kasper-Claridge.
La resistencia ucrania no se rinde.
La nieve está manchada de sangre en Bajmut. Las tropas rusas llevan intentando tomar la pequeña ciudad del este de Ucrania desde hace meses. Atacan desde varios flancos, apoyados por las brutales tropas Wagner. Casas y calles son bombardeadas sin misericordia, sin contemplaciones con las víctimas civiles.
Antes de la agresión rusa, vivían cerca de 70.000 personas en Bajmut. Nadie sabe cuántas quedan ahora. Pero quienes permanecen no se rinden. Con el respaldo de tropas ucranianas, luchan por su libertad. No quieren que Bajmut caiga en manos del enemigo. Esta pequeña ciudad es un símbolo de la resistencia y del desesperado valor de los ucranianos.
Horror en todas las ciudades de Ucrania
Bajmut nos concierne a todos. No puede ser que cerremos los ojos ante lo que está ocurriendo en suelo europeo. Se asesina, tortura y viola. La guerra no es abstracta. En la guerra se mata. La población civil se convierte en víctima. En Bajmut, Irpin o Mariúpol.
Nosotros, los periodistas, tenemos la obligación de documentar este horror. Debemos decidir cuidadosamente qué imágenes mostramos. La brutal realidad no debe ser atenuada. Al mismo tiempo, debemos resguardar la dignidad de los afectados. Y, naturalmente, reportar también cómo la población civil consigue arreglárselas bajo el constante bombardeo en las zonas de guerra. Y con una vida en la que nada es ya como era antes. Una vida en la que, no obstante, hay momentos de alegría y fuerza.
Desenmascarar las informaciones falsas
¿Qué es verdad y qué es mentira? No siempre es fácil discernirlo. Menos cuando se trata de una guerra. Nuestros periodistas que informan desde Ucrania no solo tienen uno de los trabajos más peligrosos. También tienen que verificar, con sus redacciones, fotos y videos, hablar con testigos oculares, comprobar hechos, entregar datos de contexto y desenmascarar informaciones falsas. Cada día, corren el riesgo de convertirse en víctimas de esta guerra. Su trabajo es invaluable. Este periodismo independiente causa miedo a los dictadores.
Por eso, la propaganda de Putin intenta por todos los medios desinformar, impedir la publicación de la verdad sobre la agresión bélica rusa. No quieren que el mundo, ni la propia población, se enteren de lo que realmente ocurre en Ucrania: cuántas víctimas civiles ha cobrado ya la invasión. O cuán grandes son, entretanto, las pérdidas del Ejército ruso. Se miente, falsea y silencia lo que no encaja con la imagen de la propaganda.
Lucha por la verdad
Cuesta imponerse contra los troles rusos y dirigir la atención a lo que realmente ocurre. Pero el esfuerzo vale la pena. Porque la verdad debe salir a la luz. Es mucho lo que arriesgan con ese fin los periodistas de DW y otros medios. Y reciben respaldo de la población ucraniana, que quiere que el mundo conozca las penurias que provoca la invasión rusa y cómo se defienden. Que todos sepan que existe una resistencia activa a las tropas rusas en las regiones ocupadas de Ucrania, o que los agresores cometen brutales crímenes de guerra. Son informaciones que no aparecen en los medios rusos controlados por el Estado.
Esta guerra es también una lucha por la verdad. Un año de invasión rusa implica para muchas personas en Ucrania una lucha dramática por la defensa y la libertad de su país. Una lucha que merece el apoyo de todos los europeos. Nosotros, los periodistas, entregamos informaciones libres e independientes. Esa es nuestra tarea. Aclaramos los trasfondos, entregamos contexto y tratamos nuestras fuentes de manera transparente. Para que todos puedan formarse su propia opinión sobre la situación en Bajmut y en toda Ucrania. Y sobre lo que es verdad y lo que es mera propaganda.(ers/ms)