El Batel, un pequeño equipo brasileño de la tercera división en el sureño estado de Paraná, adoptó el nombre, los colores, la bandera, el escudo y el uniforme del FC Mariupol para «mantener vivo» al equipo ucraniano que paralizó actividades hace un año por la guerra en su país.
«El Batel adoptará el nombre y los colores (del club de Ucrania) y tomaremos cuenta del equipo hasta que pueda volver a casa», afirmó el conjunto brasileño en mensajes publicados este lunes en sus redes sociales.
El equipo brasileño explicó que se trata de una forma de permitir que el club ucraniano pueda seguir existiendo, ahora en el considerado «país del fútbol».
«Vamos a mantener el equipo vivo. Vamos a mantener sus colores más vivos aún», agregó la Asociación Atlética Batel al lanzar una campaña a favor del club ucraniano identificada con la etiqueta «#FCMariupolLives» en las redes sociales.
Una ciudad de descendientes ucranianos
El conjunto brasileño destacó que su sede es Guarapuava, una ciudad en la región de Prudentópolis en la que cerca de un 75 % de sus 52.000 habitantes es descendiente de emigrantes ucranianos.
«Se trata de la mayor comunidad ucraniana en América Latina y ella es la que va a adoptar el Mariupol hasta que el equipo pueda volver a jugar en su tierra natal», agregó el conjunto de Paraná, estado del sur de Brasil fronterizo con Argentina y Paraguay.
El conjunto ucraniano paralizó sus actividades hace cerca de un año luego de que sus instalaciones y su estadio fueran afectados por los bombardeos rusos a Mariupol, ciudad invadida por tropas de Rusia.
El acto de solidaridad fue anticipado el sábado en una rueda de prensa virtual que contó con la participación del vicepresidente del FC Mariupol, Andriy Sanin, y del presidente del Batel, Alex Lopes.
El dirigente brasileño destacó que Ucrania siempre le abrió las puertas a los futbolistas brasileños y que ahora le corresponde a Brasil retribuir ese gesto.
Emoción y agradecimiento
«Estamos muy emocionados y agradecidos por la iniciativa del Batel. La guerra ha sido devastadora para nuestra ciudad. Nuestras escuelas, teatros y equipos deportivos fueron destruidos o desplazados por el conflicto», dijo por su parte el dirigente ucraniano.
Para Sanin, «tener un equipo en el país del fútbol, al otro lado del mundo, que lucha por mantener nuestro nombre vivo durante este período sombrío de nuestra historia nos deja sin palabras».
jc (efe, O Globo)