El ministro Shoigu, amigo de Putin, en la cuerda floja tras el motín de Wagner
RFI-
Han tomado el sol juntos a pecho descubierto en la remota Siberia, compartido vacaciones de pesca, jugado en el mismo equipo de hockey… pero la presencia del ministro de ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigu, en Moscú junto al presidente Vladimir Putin podría tener las horas contadas.
Durante largo tiempo Serguéi Shoigu fue visto no solo como un aliado político Putin, sino como uno de los pocos amigos del jefe del Kremlin entre la élite rusa.
Pero su idilio amistoso y las décadas de carrera política de Shoigu ahora se encuentran ante su mayor prueba tras la sublevación fallida del jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, que criticó duramente la gestión de la invasión de Ucrania por parte del titular de Defensa.
Por el momento, Putin parece haber sobrevivido al motín tras la inesperada y efectiva mediación del líder bioelorruso Alexander Lukashenko.
Pero la posición de Shoigu se encuentra entredicho por la dureza sin precedentes de los ataques de Prigozhin contra él y su ministerio.
Prigozhin logró capturar el cuartel general del comando del sur del ejército ruso en Rostov-on-Don, base militar para la invasión de Ucrania y acusó a Shoigu de huir «como un cobarde».
El ministro de Defensa no estaba por ningún lado en ese momento y, hasta ahora, se encuentra totalmente desaparecido de la esfera pública.
El líder de Wagner ya había acusado a Shoigu y al general Valery Gerasimov, comandante general de la campaña militar, de ser responsables de las muertes de «decenas de miles de rusos», en el conflicto y de «entregar territorio al enemigo».
‘Gran perdedor’
«El gran ganador de la noche fue Lukashenko», considera Arnaud Dubien, director del Observatorio Franco-ruso. «El gran perdedor fue Shoigu».
Pero antes incluso de que estallara la revuelta el viernes por la noche, Shoigu ya se encontraba bajo una inmensa presión por los ataques de Prigozhin y la falta de avances del ejército ruso.
Shoigu ha tenido una carrera de longevidad política inigualable en la Rusia postsoviética y su presencia en el centro del poder en Moscú es anterior a la del propio Putin.
Proveniente de la región de Tuva, en el sur de Siberia, Shoigu es de los pocos dirigentes no étnicamente rusos que han ocupado un alto puesto en Moscú desde el colapso de la URSS.
Inició su ascenso en 1994, cuando fue nombrado ministro de Situaciones de Emergencia en los primeros años de la presidencia de Boris Yeltsin.
Shoigu pronto se convirtió en una presencia familiar para los rusos, así como uno de sus políticos más populares, mientras recorría el país para lidiar con desastres de todo tipo, de accidentes de avión a terremotos.
Tras servir bajo una decena de primeros ministros con la misma cartera, en 2012 fue nombrado gobernador de la región de Moscú, antes de ser designado ministro de Defensa por Putin.
‘Al borde del colapso’
Al poco tiempo fue nombrado general aun sin tener experiencia militar de alto nivel. No obstante, supervisó con éxito varias operaciones, incluida la intervención de 2015 en Siria.
Pero la mucho menos exitosa invasión de Ucrania -que a ojos del Kremlin iba a ser un paseo de los tanques rusos hasta Kiev- ha levantado dudas cada vez más persistentes sobre su futuro político.
«Prigozhin quería enviar el mensaje de que Shoigu y Gerasimov deben ser despedidos porque son unos incompetentes y se necesita un cambio de estrategia», cree Pierre Razoux, director académico de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES), con sede en Francia.
Hace tiempo que ya no se ven expresiones de amistad cargadas de testosterona ni fotos como en 2017 de los dos hombres sin camisa bronceándose junto a un río en la taiga siberiana.
Shoigu ya solo se encuentra con Putin para informarle de la situación en el frente, cuando no es relegado a una esquina mientra el jefe del Kremlin supervisa una videoconferencia.
Los canales de Telegram en ruso han estallado con especulaciones sobre quién podría suceder a Shoigu, con el gobernador de la región de Tula, Alexéi Dyumin, que ha ocupado altos cargos en el ejército y la seguridad presidencial, despuntando como favorito.
«El equipo de Shoigu está al borde del colapso, y el propio Shoigu, ya caído en desgracia, muy probablemente dimitirá», señalaba el popular canal Preemnik de Telegram.